Y todos los 17 son iguales.
Me tiemblan las piernas.
En el ocaso de mi memoria te siento a lo lejos
y duele.
Duele por ser un nos convertido en polvo
y un viaje a otro mundo.
Un mundo en el que no te encuentro.
Mientras grito y se rompe mi voz en millones de lágrimas,
el vacío me devuelve la nada.
Y tú lo llenas de mentiras y falsas sonrisas.
Y yo rodeado de éstas,
me hundo.
Y tu verdadero ser no está aquí.
Me busca en otro mundo.
Grita y llora y se rompe.
Está rodeado también
de mi falso yo.
Y en nuestro mundo en común nos hemos encontrado,
pero no somos los mismos.
(...)
17, vienes a mí cada mes y mi corazón se encoge un poco.
Me cuesta respirar, pero pienso:
son solo 24 h, 1440 minutos, 86400 segundos.
El 18 va a llegar. No queda nada.
Amanece un nuevo día y el sol se pone en mi memoria.
Y en vano me digo: aún queda mucho para el siguiente.
La próxima vez, será diferente.
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