miércoles, 15 de enero de 2014

Nódulos

Ha pasado. Ahora que mi carrera como actriz está empezando a despegar, han vuelto a mí. El mal de todo actor. La maldición con la que tenemos pesadillas. Deseando que nunca nunca nos pase. Pero cuando se tienen solo dos herramientas con las que se trabajan, las probabilidades de que se gaste o se estropee alguna de ellas, aumentan.
Tenía 17 años la primera vez que me apareció un hiato en la voz. Tengo una mala técnica vocal que en esa época se mezcló con una profesora de canto, que aunque me enseñó muchas cosas, me forzó a cantar en una tesitura que no era la mía. Cóctel molotov que hizo que mis cuerdas no pudieran cerrarse del todo. A partir de ahí empecé a dar clases de foniatría en locales mediocres que atendían a mi problema a la vez que al de más pacientes. Todos teníamos defectos en la voz diferentes: un hombre que tenía la lengua demasiado grande, un señor con una sola cuerda vocal, una niña que gritaba mucho y tenía nódulos, una persona con cáncer en las cuerdas, etc. Sinceramente, así NO se curan tus cuerdas. No hay nadie enseñándote a hablar a ti, a controlar tus defectos. Por lo tanto, aunque se me quitaron los micronódulos, estaba claro que volverían a salir.
A los 19 años, aparecieron los nódulos. Me volvieron a enviar a ese local en el que no me iban a dejar peor, pero en el que no iba a mejorar. Así han ido pasando los años hasta que ahora con 25 años me han vuelto a salir. El médico ha decidido extirparlos en operación.
Tengo miedo, mucho, porque llevo con esta voz 25 años y aunque a veces la odie, es mía y de nadie más. Y ahora sé que cambiará. A mejor, dicen, pero me da miedo: que sea más grave, que no pueda hacer agudos, que me limite, que no me guste, etc.
Aunque por otra parte, sabiendo que saldrá más potente y limpia...estoy deseando que me los quiten para empezar, tra un mes y medio de reposo, una vida completamente nueva.

El martes me despido de mi voz cantando y actuando, hasta dentro de mes y medio que vuelva a cantar y a actuar, ya con ella arreglada y sana.
Y no veo mejor manera de decirle adiós que cantando la canción que está definiendo mi vida en estos momentos:


Adiós a mi voz dulce, templada y rasgada. Veremos como suena cuando vuelva a hablar.

Sin miedo a nada de lo que ocurra, porque este es mi momento y el operarme solo hace que se mejore, porque estaré 100% preparada para empezar a ser una buena actriz.

The cold never bother me, anyway.

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